En esta escena de "El séptimo sello" vemos al protagonista jugando una partida de ajedrez contra la muerte y tienen una conversación cargada de simbolismo. He aquí un pequeño fragmento de esta:
- Quiero que Dios extienda su mano, muestre su rostro, me hable.
- Pero calla.
- Le lloro en la oscuridad, pero parece que no hay nadie allí.
- Quizá sea que no hay nadie allí.
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